Diversidad es empezar por reconocernos como diferentes.
Festejar nuestras diferencias no en un afán de superioridad sino por parecernos al arcoiris.
Como diferentes, aceptar y reconocer que compartimos no dos ni tres sino un solo mundo y, por tanto, el único al cual venerar y cuidar.
Como único, entender que nuestras diferencias no pueden ser sinónimo de confrontación, por tal, en el festejo de nuestra diversidad, construir la unidad y la armonía para juntos vivir en esta nuestra única madriguera y no permitir que la mercantilicen bajo la bandera del solo tú.
¿Qué sería entonces diversidad? Difícil aun resumirlo, pero empecemos por decir que es el festín de los que reconocen la belleza de las diferencias y que día a día luchan por construir un mundo no para pocos sino para muchos, distinto al color de la homogenización del consumo…
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