“Mientras que de niños, no lo suficientemente concientes, solo tenemos que aceptar el mundo y adaptamos a éste, cuando jóvenes, al haber desarrollado nuestro raciocinio, lo cuestionamos y nos vemos en la necesidad de reubicarnos en este mundo que nunca elegimos.
Se ve así en el adolescente la constante lucha por constituirse en un nuevo individuo, diferente, porque no siente caber en este mundo dado.
Puesto que no lo entiende, se ve en la imperiosa obligación de reconstituirlo, de recrearlo o de rescatar antiguas formas aun vigentes.
En su camino se da cuenta que no es el único y empieza a canalizar su energía con la ayuda de sus similares.
Este camino tortuoso no le resulta fácil por cuanto es un todo monstruoso y, él, solo una minúscula parte… Puede frustrase en el camino… como también terminar entendiéndolo. Si se une a sus semejantes y a todos aquellos que se identifiquen con su necesidad pueden empezar a reconspirarlo y conseguir reinstituirlo… transformándolo… revolucionándolo… y quiera el dios de carne que así sea porque sino terminará siendo un simple despojo viviente, bastardo de esta vida que no la pensó…”
Comentarios
Publicar un comentario