Publicado el 22 de julio de 2008 0:45
Apreciaciones y anotaciones sobre el libro “La ciudad de los culpables”
Parte III: NUNCA SIENTAS VERGÜENZA… NUNCA.
Quise compartir todo el fragmento "El Zapata preuniversitario" porque al igual que el autor, estudié en
Recuerdo que luego de haber pedido mi baja de
Mi viejo concordaba en mi deseo de formarme como agrónomo así que me llevó primero donde los especialistas: a
Fue una nueva oportunidad para hacer lo que hasta ahora no se bien: socializar. Por un lado me ayudó la infraestructura de la academia situada en el jirón Huancavelica pues albergaba estudiantes en cuartuchos tan apretados como la combi en la que trabajaba. Por otro lado, me sentí cómodo de estar con gente que provenía de estratos sociales como el mío.
Es cierto, muchos de los profesores "te meten línea" (hablan de política desde cierto istmo) desde la primera clase. Ahora recién entiendo por qué la primera semana de clases dedicaron dos días enteros a hablar de los filósofos griegos que Rafael Inocente menciona, y es que muchos de ellos como Demócrito son los fundadores del materialismo filosófico del cual se sirvió Karl Marx para fundar toda su teoría económica y filosófica. Sin embargo, no fue hasta el segundo ciclo anual que conocí a un profesor que me deslumbró tal cual menciona Rafael.
Era el curso de historia y quien lo enseñaba era un estudiante de Sociales de San Marcos. Era un gordito alto; más parecido a un peluche que a una persona. Medio desgarbado y tímido, se la pasaba comiendo sus uñas y pocas veces daba la mirada. Sin embargo, hubo un día en el que lo hizo mirándonos de uno en uno.
Empezó a hablar sobre el Perú en el contexto latinoamericano, de cómo la revolución industrial y las guerras mundiales habían posicionado a EEUU como el primer país "desarrollado" del mundo. Por tanto, – decía – quiten de su vocabulario la palabra "país en vías de desarrollo" puesto que si existen economías desarrolladas, es precisamente porque lo son a costa de alguien más. Pues le han arrancado y despojado a algún país ello; que mientras sigan existiendo países imperialistas nosotros seguiremos siendo lo que somos: colonias subdesarrolladas.
"Chicos – agregaba- les aseguro que cuando terminen o al fin consigan algo, con el estomago crujiendo aun tengan que aceptar un mísero sueldo cinco veces menor que el de aquel vecinito pobretón como ustedes que vendió hasta a su hermana para viajar a EEUU., seguramente los mirarán y dirán: 'mira, para eso estudió más de cinco años y el otro todo ignorante que nunca pisó el cole gana mucho más'… tendrán vergüenza, seguro que sí… pues no lo tengan. Levanten la cara y recuerden que ustedes podrán ganar mucho menos de lo que en verdad vale su obrar, pero lo poco que lleven a casa, será el producto del sudor de cada uno de ustedes y no aquel dinero producto de la explotación, el saqueo y el genocidio cometido por empresas transnacionales en países como Africa y el nuestro. Porque es eso: el dinero que se derrocha en los países del primer mundo y que algunos ciudadanos tercer mundistas logran retornar, no es mas que la sangre de miles de millones de hombres expoliados, enajenados y violados en toda su vida… hecha dólares".
Nunca más fui el mismo, no podía, no pude, no lo puedo aun… Desde aquel entonces, en medio de tantos liberalismos, comprendí que tenía un solo camino por recorrer…
Comentarios
Publicar un comentario