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“Solo es una inofensiva broma”

Sobre el racismo a Magaly Solier y el contenido discriminatorio de algunas de nuestras bromas y conversaciones


Esta semana en la farándula limeña se difundió la polémica sobre las apreciaciones de cierto grupo de periodistas de espectáculo de Canal N sobre Magali Solier, la ganadora del oso de oro.


- ¿Qué hacen por allá (en cannes)?

- Pues que más, vendiendo chuño pues

- Jajajá, jajajá, …




La polémica se ha dado porque muchos han creído que esta broma de esos periodistas de espectáculo era o no racista.

Algunos decían que solo era una bromita “de esas que uno se dice entre patas”, otros, que efectivamente era racista porque hacía burla de sus rasgos indígenas y del papel (implícito) que por tal debería asumir, y también que más que racista era una manifestación de envidia: a “esa que sin tener estudios a llegado más lejos de quiénes sí”.

Rosa María Palacios de “Prensa al día” quiso cerrar el asunto entrevistando a todos los entrevistados e inclusive a Magali Solier quién manifestó que lo tomó como una broma y no le pareció racista. Al final Rosa María también minimizó el asunto diciendo que era una broma desatinada.

¿Pero, qué relación podría tener este asunto propio de la farándula con nosotros? Creo que dos cuestiones son importantes considerar. Por una parte creo que efectivamente hay envidia hacia Magali Solier por haber alcanzado algo que quienes se asumen y a veces autonombran como representantes de la cultura nacional no han podido. En el caso peruano, por una cuestión histórica, coincide (en su mayoría) el poder económico con el aspecto racial. Este rasgo, como mencioné, es una cuestión histórica que viene de la invasión española. Desde este hecho histórico en el Perú se ha impuesto con mucha violencia (no solo física) un modelo económico, político, social y cultural. Nosotros somos herederos de todo ello. Si hacemos un análisis de la condición económica y el extracto social de quiénes están en las más altas esferas del poder militar, económico (sociedades de industria, y gremios comerciales) y cultural, verán que se refleja todo lo anterior[1].

Y la cultura es un espacio en el cual la dominación económica, la principal, se manifiesta. Con pocas excepciones, los programas culturales (e inclusive políticos), los espacios infantiles como el “América kids”, y la mayoría de series y películas. Pero las propagandas es donde esta coincidencia se manifiesta con mayor crudeza y violencia porque se impone un estereotipo para el consumo aun cuando la mayoría de los peruanos tiene ascendencia indígena mestiza.

Las mayores oportunidades de desenvolverse y expresar su potencial se le dan a este sector de la clase económicamente dominante en desmedro directo de las grandes mayorías. Solo de cuando en cuando la excepción da paso a personajes que sobresalen con brillo propio.

Con esto, el sistema demuestra una capacidad eficiente para distorsionar los problemas de fondo, porque pareciera que los problemas del Perú fueran raciales cuando en el fondo son económicos

Pero la universidad peruana, y en particular la Agraria, no es la excepción. Aquí también se expresa este hecho social en el que a un sector (minoritario) se le da más oportunidades que a otro (mayoritario). Y es que claramente se discrimina a los que no tienen cuando por ejemplo se le impone un inglés obligatorio o salidas de campo de pagos exorbitantes o cuando tienes que comprar libros que no puedes pagar.

Un comentario de una comediante de USA
“Mi novio es medio negro.
Dios, qué pesimista soy siempre.
Es medio blanco.”

Eso sobre lo primero. Sobre lo segundo, efectivamente también coincido en que estos periodistas de espectáculo bromearon. Pero mientras que Rosa María cree que simplemente es una broma desatinada a la que no le debemos dar mayor importancia, pienso que no debemos olvidar que las bromas por más que sean graciosas no dejan de tener una carga de algo. En este caso queda expresado que la envidia se manifestó no con un estará vendiendo “chicles y caramelos” sino directamente con el algo característico a al rasgo cultural y racial. Una broma, claro está, pero cargada de racismo. Broma como el del chiste de “en qué se parece una mujer a un pedo”, o como la de “¿blanco corriendo: deportista. Y negro corriendo: ladrón?”. Sí pues, bromas, pero con una carga machista, racista y discriminatoria altamente condenable.

Qué distinto el recibir de una gran amistad o de la pareja el cumplido: “cholito lindo” (o negrito lindo) de aquél que te dice “cholo de mierda” (o “negro tenías que ser”)

Y en todo circulo sociales se dan este tipo de hechos ¿pero entonces, debemos tolerar bromas con cargas y contenidos racistas o discriminatorias por el solo hecho de ser bromas, o también merecen condena o un mínimo de reproche si se trata de personas que creemos solo están para pulir algunos vicios?

Creo que ahí está la cuestión, en que no debemos tolerar ello como tampoco que se permita cualquier tipo de exceso como el hablar vulgaridades sobre el sexo sin tomar en cuenta la sensibilidad de algunos que nos puedan rodear o las referencias a terceros cuando estos no estén. En el seno de un grupo esto se resuelve con el reproche, pero en otros escenarios, con personas que tienen un papel público, merecen ser condenadas y no como Rosa María apañar y minimizarlo.

La clase dominante dice que “en un país democrático estas cosas deben tolerarse”. ¿Pero si a un ladrón o asesino se le condena con carcel, qué tipo de de castigo se le podría a dar a alguien que es racista o discrimina?
[1] En el ámbito político es mucho más variado aunque en la derecha si es evidente. El resto de partidos, en su mayoría, con representante como Fujimori o Toledo, son al final solo títeres de la verdadera clase dominante: el empresariado, la clase que tiene el control de los más importantes medios de producción económica.

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