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¿Qué es ser campesino?

Reflexiones y precisiones sobre la próxima realización del “día del campesino” en la Agraria


Durante el decanato de Agronomía del profesor Canto se anunció un hecho poco regular: la celebración del “día del campesino”. La cita era en el tercer piso de la facultad. En la organización que en ese momento activaba hubo expectativa y ansiedad. Desde nuestra experiencia Imaginábamos un evento un tanto cultural, folklórico y campechano, rural. Pensábamos en que si al menos no se traerían comuneros estarían los trabajadores de “el huerto”. Nada de ello sucedió.

Fue un evento al que a las justas de estudiantes estuvimos en número de siete. Encontrar un comunero era demasiado alucinar. Los únicos que con vino y pisco brindaron aquel día, fueron algunos profesores pertenecientes al círculo del decano.

Al intermedio el decano dio unas palabras alusivas y pidió que festejásemos en ese “nuestro día: el día de los agrónomos”. De ese tipo de tardes he visto muchas más y ya me he acostumbrado (pero no conformado). Está el festejo de fiestas patrias dónde los burócratas se creen libertadores; está el día de la celebración de los orígenes de la agraria, en setiembre, cuando en verdad fue en mayo, ni siquiera en julio como el mismo rector creía hasta hace tres años; y, para cerrar el año, está la navidad, donde cada quién se cree un rey mago pero con más que quitar que dar al niño jesús… pero empieza el siguiente año y ya estamos en la bajada de reyes, ni qué hablar.

Foto tomada por , Kemin Roca: kem.rock@hotmail.com

Pero volviendo al tema, la cuestión es que a mi entender existe una ociosa confusión que mete a gato y ratón en el mismo costal. ¿Qué es entonces un campesino? Es simplemente tener una relación con el campo como los agrónomos ¿Cabrían entonces los zootecnistas o agrícolas? Se dice que campesino es aquél hombre que vive del campo. Bajo esa acepción si caben los campesinos andinos, pero también el gerente general de camposol, (la mayor agroexportadora de espárragos del mundo) del mismo modo que sus obreros. ¿Basta entonces? No lo creo, porque “vivir del campo” no significa solo tener un vínculo económico, sino también tener una relación cultural, política y hasta religiosa. Bajo esa acepción incluso los trabajadores de “el huerto” no caben, y es que en verdad, como vemos, ellos son simplemente obreros que por decisión de un superior cayeron en esa área, asimismo, pueden sea removidos.


También es necesario considerar a los miles de millones de campesinos que fueron despojados de sus tierras para alimentar la concentración de tierras de manos de unos pocos.

Desde mi limitada experiencia, considero que el día del campesino no es pues el día de cualquier persona con cualquier vínculo con el sector agrícola, sino el de aquellos que son, por así decirlo, “parte del campo mismo” y que su separación a su vez implica el disloque e inicio de la pérdida de cierta riqueza cultural.

Sobre esto ¿qué deberíamos festejar? ¿Cuál debería ser el papel del estudiante en este día? Creo que antes de apresurarnos en dar una respuesta nos deberíamos preguntar cuál es la actual condición del campesinado, si ello tiene una relación con la historia americana o es circunstancial; si tiene futuro, etc. Creo que debería servirnos como excusa para reflexionar sobre el por qué es que estos campesinos, por ejemplo los andinos, al ser lo más grandes productores y poseedores de varios de los cultivos con mayor valor nutricional del mundo como las papas nativas y los granos andinos, son quienes tienen de hijos a los que padecen lo mayores índices de desnutrición crónica. ¿Por qué? ¿Qué deberíamos entonces festejar?


Foto tomada por , Kemin Roca: kem.rock@hotmail.com

Espero que el presente invite al menos a la discusión, la polémica y que a partir de ello, en el mayor número de círculos posibles, asumir una postura crítica a la vez que constructiva.

¿Y los poetas y literatos, podrían tener algún rol?

Por el momento les dejo con un poema de un agrónomo de la UNALM, Antonio Díaz Martínez.


Campesino hermano



Tu hambre,
me dueles en las entrañas;
tu sed,
la siento en mi garganta;
tu choza,
está dentro de mi casa;
tu harapo,
es mi harapo del futuro;
tu dios,
mi dios, son dioses falsos;
tu grito,
mi grito, no se escuchan.

El hijo de tu grito,
el hijo de mi grito,
mil gritos juntos,
se escucharán mañana,
llamando a nuestro pueblo
a transformar el mundo.

Ayacucho, junio, 1969.
Del libro, “Ayacucho: hambre y esperanza”
Ediciones “waman puma”, 1969

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