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Postura y consideraciones sobre los transgénicos



Consideraciones generales para iniciar la discusión integral sobre la tecnología transgénica

Mi conclusión es que los transgénicos son una nueva modalidad de pretender renovar el modelo desarrollista conocido como “revolución verde”. Esto porque mantiene las características que se impusieron mediante los paquetes tecnológicos como modelo de desarrollo agrario desde mediados del siglo XX. La única diferencia que vemos radica en que, siendo una tecnología mucho más compleja, carecemos de la capacidad para controlar todos sus efectos razón por la cual sus consecuencias serán mucho más amplias y profundas que bajo el modelo de la “revolución verde”.

Mi aporte no radica en plantear la diferencia entre uno y otro modelo, sino más bien en plantear el esquema base que nos podría ayudar a no olvidar los aspectos sobre los cuales esta tecnología tendrá impacto e identificar cuál es la fundamental.

Al igual que con otras tecnologías, en general, no es que estemos en contra de los transgénicos, mucho menos de la investigación científica y tecnológica, sino más bien de la subordinación de investigadores, científicos, tecnólogos, políticos, etc. sobre el gran capital mundial. Este problema se basa en que el capital, en tanto inversión, busca retornos lo más pronto posible para ser más rentable, competitivo y cumpla con las expectativas de los inversionistas.

Si consideramos que los transgénicos tienen un impacto sobre la ecología y sobre este aún desconocemos mucho, sería irracional pretender presionar la producción masiva de transgénicos. Por tal, al igual que con la energía nuclear, que luego del terremoto de Japón ha evidenciado (luego de más de seis décadas) que no tenemos el control sobre esta tecnología, sobre los transgénicos debe recaer una profundización del estudio sobre su impacto y control para no tener que lamentar consecuencias negativas.

Es muy grande el potencial de los transgénicos, pero en momentos sobre los cuales no tenemos el control de todas las variables en juego, propongo continuar con las investigaciones sin que ello implique su masificación en la agricultura.

Aceptar la premisa de que los transgénicos ponen en peligro la diversidad, tácitamente implica que aceptamos que en este momento no lo está. El lector que recién se adentra en este estudio, así lo vería, pero no daría cuenta que a la fecha, sin transgénicos, ya se ha vulnerado significativamente la biodiversidad. Esto ha sucedido porque la crítica hacia el modelo desarrollista de paquetes tecnológicos (“revolución verde”) ha quedado de lado. Se olvida que la implantación de estos paquetes ha implicado la uniformización de la siembra de cultivos en desmedro de los cultivos nativos protegidos por los pequeños campesinos. Por ejemplo, en el caso de la papa, hoy podemos encontrar las variedades hibridas o mejoradas aun a 3800 msnm, alturas hasta donde hace un par de décadas solo se encontraban sistemas asociados de cultivos de papas nativas. Esto ha pasado pero nadie ha puesto el grito en el cielo: hay que recordarlo. Por ello, cuando planteamos nuestra crítica al actual intento de masificación de transgénicos en el Perú, la dirigimos no a la tecnología, al objeto, sino al modelo económico que lo genera, al gran capital que presiona para que sus productos produzcan los retornos esperados.

Por último, también resulta oportuno plantear una crítica a la forma mediática de identificar esta lucha. La denominan muchos como “lucha contra los transgénicos” pero al igual que la “lucha contra las drogas”, plantea un equívoco para las grandes masas que creen que se debe librar una lucha contra los objetos tecnológicos, como si estos tuviesen voluntad propia. Este error ha provocado que la lucha se centre a la restricción de los productos tecnológicos o insumos en el caso de las drogas, y poco se centre en el sistema económico o social que lo genera. Para el primer caso los grandes capitalistas especializados en la alimentación, y para el segundo, el narcotráfico. Tal vez sería más correcto que en vez de lucha contra los transgénicos la denominásemos lucha contra los grandes capitales de la alimentación.

Por último, de manera preliminar queremos mencionar el peligro que encarna la intromisión de los grandes capitales en la alimentación e investigación nacional. La Agraria el 2009 sufrió la censura de hecho de una tesis de investigación sobre identificación de genes transgénicos en el valle de Barranca, esto puso en evidencia las grandes influencias del capital sobre la orientación de las políticas de investigación. Este es el poder del gran capital que debería preocuparnos más que sus productos. Porque en la práctica vivimos la imposición de políticas por el gran capital a despecho de los que creen que nuestras instituciones son inmaculadas y libres de “política”.

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