Brama el río después de hacer suyas las infinitas y fértiles gotas de oriente.
Mi techo, tu techo, su techo,
crepitan al unísono y retumban nuestros candorosos corazones.
Al igual que las gotas de oriente, luego de recorrer las alturas y las llanuras,
nuestros andares y sentires divergentes, se conjugarán en un solo canto febril
tras las nubes del Amazonas y el limo de los ríos de occidente.
Hacia los flancos de las vertebras cordilleranas de nuestro verde y ocre continente,
el sudor de nuestras históricas jornadas tropezarán en los mares,
para encontrarse con el ardor apasionado,
de otras tantas infinitas gotas que circunnavegan en busca nuestra:
gotas de oriente.
De mis sentimientos
para el XXII CLACEEA de la CONCLAEA
Lima
2012 - 03 - 24
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