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El jején y la irracionalidad de clase en la especie humana


Filosofía política a partir de la biofilosofía de Mario Bunge

En uno de los ejemplos más extremos de la capacidad de un organismo para “sobrellevar la historia de vida específica de su especie”, los jejenes de las agallas, pertenecientes a la familia Cecydomyidae (Insecta, Diptera), en los que la prole permanece dentro de su madre y comienza a devorarla desde dentro después de eclosionar, el organismo madre sucumbe para dar paso a la siguiente generación. El jején hembra tiene en sus genes el rol biológico de contribuir a su autoaniquilamiento.

Función biológica y rol biológico

En el reino animal existen rasgos que para el individuo en cuestión pueden ser perjudiciales o no. Las funciones biológicas tienen que ver con los rasgos de parte del organismo que contribuyen a este negativa o positivamente. Los roles biológicos son los rasgos que tienen que ver con la relación del organismo con su entorno para obtener algo. Por ejemplo, los cuernos de un alce o las ornamentaciones de un pavo real, no dan un beneficio al individuo macho que los posee, esto es, no tienen una función para sí mismo, como si lo tiene el órgano olfativo en el primer caso y el órgano auditivo en el segundo, en cambio, visto desde la perspectiva de los individuos miembros de su especie, tienen la cualidad (bien expresados) de garantizar su continuidad.

En el reino animal existen innumerables ejemplos de rasgos que no contribuyen a la supervivencia de un organismo en concreto siendo más bien que lo debilita o contribuye a su muerte. El caso del macho que aparea a la viuda negra y termina consumido, es uno, pero en general, los rasgos que tienen que ver con la reproducción sexual son un claro ejemplo. Piénsese en el hecho de que la cópula debilita al individuo y no tiene mayor contribución a su supervivencia.

La irracionalidad humana

Pero esto que nos pareciera terrorífico en el caso del jején, tiene una “racionalidad” visto desde la perspectiva de la continuidad de los miembros de esa especie. Solo los individuos pertenecientes a la especie Homo sapiens rompen todas las regularidades de la naturaleza.

En la sociedad, muchos grupos humanos mantienen rasgos y conductas que aumentan su nivel de confort personal pero en ningún cumplen un rol que alcance a beneficiar a los miembros de su especie.

Piénsese en el consumismo que un sector privilegiado de la humanidad mantiene y que por los ingentes insumos que implica su producción socava los recursos naturales renovables y no renovables. Piénsese en los efectos que ello tiene en el cambio climático que de seguir así involucrará cambios extremos en nuestro planeta que serán irremediables. Piénsese en los grandes conflictos que hay por controlar los recursos del planeta para mantener el sistema de consumo imperante.

De la comprensión humana a la acción revolucionaria

El hombre es el único animal que escapa a toda regularidad biológica, y esto es porque la vida humana implica la expresión de otros niveles de desarrollo de la materia: el social y el tecnológico.

Pero si el entendimiento de las regularidades y conductas sobre la naturaleza nos ubica como seres racionales superiores a su cuidado ¿por qué el entendimiento de las raíces estructurales sobre los terribles males de nuestra sociedad no nos permite revolucionarla para detener el inminente exterminio de la humanidad y su entorno?

Bibliografía:

Fundamentos de Biofilosofía. Martin Mahner y Mario Bunge. 2000, Siglo XXI Editores.

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